lunes, 4 de octubre de 2010

Al principio era una parte del Central Park, luego se convirtió en una selva que daba directo a la orilla de una playa. Yo estaba con Clara y Grace, dos amigas mías.
Estábamos charlando de pie en una especie de balcón en el medio del parque que tenía vista hacia la playa. Hablábamos mirando directo hacia el horizonte del mar, no nos mirábamos entre nosotras. No estábamos cerca de la playa pero si queríamos podíamos sentir la arena bajo nuestros pies y la brisa del océano en nuestras caras.
A lo lejos vimos una especie de isla extraña, nos acercamos más hacia la orilla para verla pero a medida que avanzábamos la isla parecía moverse también. De repente la isla se hundió. Clara dijo "es un submarino". Entonces la isla no era más una isla sino que era un submarino. Pero era un submarino que resurgía a la superficie de vez en cuando y hacía movimientos de pez. Cada vez que salía sacaba a relucir su armazón de metal. Estaba hecho de acero y tenía unas especies de crestas metálicas en las extremidades. El submarino se hundía y volvía a salir asomando estas crestas metálicas como si luchara sólo contra el cielo y el mar.
Nosotras tres desde la orilla observábamos el pez espada.

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