Me desperté y salí del cuarto. Cruzando el pasillo veo a mi hermana menor, Juana que camina hacia su cuarto hablando por télefono. Me pareció extraño porque ella se había ido a Miami hacia dos días y no iba a volver hasta dentro de una semana.
La seguí mientras ella caminaba con el teléfono en la mano. Empecé a llamarla pero ella no me escuchaba. Entré a su cuarto con ella y le pregunté: Juana vos no estabas en Miami? Ella no me contestaba. Habrá pasado algo? me preguntaba a mí misma. Insistí en llamarla pero ella ni se percataba de mi presencia. Juana giraba con el teléfono y por momentos aunque parecía estar mirándome actuaba como si yo no estuviera ahí parada hablándole. Me fui del cuarto.
Entré al cuarto de mi hermano y me encontré con mi abuela Victoria sentada en la computador escribiendo frente a la ventana. Estaba de espaldas hacia la puerta y parecía muy concentrada en su escritura. Tampoco se dio vuelta para saludarme. Era raro verla así porque ella jamás usó una computadora.
Todo me parecía extraño porque esta era una semana en la que yo me iba a quedar sola en la casa pero al parecer había otras personas en las habitaciones.
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